Son un verdadero tesoro nutricional pues están cargados de proteínas de alta calidad –necesarios para la reparación y construcción de tejidos en el cuerpo-, ácidos grasos omega-3 (que ayudan a disminuir el riesgo de enfermedades cardíacas y mejoran la salud del cerebro), además de una variedad de vitaminas y minerales esenciales, como zinc, yodo y selenio, importantes en el sistema inmunológico y la función tiroidea. Son bajos en grasas saturadas y calorías. También son aliados de la vista, pues contienen altos niveles de vitamina A, esencial para la salud ocular.